05/05/2015

El camino de la estepa


Hay días, como hoy por ejemplo, cuando la primavera anda malhumorada. Tira unas nubes pesadas sobre la ciudad, que cuando se cansan de soplar dejan caer gruesas gotas de agua. Sobre el atardecer suele producirse la pausa y el cielo y el aire parecen ser un todo gris azulado porque la luna va tiñendo ya con sus tonos los huecos que el camuflado sol va abandonando. Es el momento para dejarse llevar guiado por el espíritu de Harry Haller, por las verdes y densas estepas que bordean la corriente de mi río, el Würm, que los días de tormenta deja oír más claramente los susurros de Heráclito y ostenta más intensamente el verde danzante de las algas que aprisionaban a Ofelia. Hoy me adentro en el camino de Hermann Hesse.